Está en tu móvil e indica la radiación que absorbe nuestro cuerpo al utilizar el aparato. Conoce cuáles son los dispositivos más seguros
NEOTEO
Día 05/07/2010 - 12.18h
Los teléfonos móviles pueden mantenernos comunicados en casi cualquier sitio. Esto es posible gracias que el equipo utiliza ondas electromagnéticas para establecer un enlace de radio entre el terminal y la antena de la empresa que brinda el servicio. Esta radiación no ionizante inevitablemente atraviesa nuestros cuerpos, en una cantidad que depende de la marca y modelo del móvil. En número SAR expresa cuál es la potencia por kilogramo de tejido que nuestro cuerpo -oreja y cerebro incluidos- absorbe al utilizar estos aparatos. ¿Tu sabes cuál es el número SAR de tu móvil?
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Dos jóvenes consultan un móvil
Casi todos usamos un teléfono móvil. Estos aparatos se han convertido en algo tan común como un reloj de pulsera, y lo llevamos con nosotros a lo largo de todo el día. Esta “dependencia” se ve acrecentada por el gran número de funciones accesorias que incorporan -desde cámaras de fotos hasta videojuegos- e incluso los niños suelen tener su propio aparato. Sin embargo, y a pesar de algún vídeo apócrifo que puede verse en varios sitios de la Red en el que un huevo se cocina hasta reventar entre dos móviles, no pensamos demasiado en que estos aparatos utilizan para establecer la comunicación de ondas de radio.
La pequeña antena que cada móvil tiene en su interior emite y recibe continuamente ondas electromagnéticas hacia y desde y las antenas de las torres celulares, que establecen un enlace de datos que cumple la misma función que el cable que vincula un teléfono convencional a la linea de cobre de la compañía telefónica de turno. Pero mientras que una señal que “viaja” por el interior de un conductor de cobre es prácticamente inocua e indetectable desde el exterior del mismo, las señales de radiofrecuencia son una cuestión completamente diferente.
La radiación electromagnética que la antena del móvil emite y recibe continuamente, incluso cuando no estamos hablando(aunque en ese caso es de menor intensidad, por eso la batería dura mucho más tiempo en espera que conversando) penetran los tejidos del cuerpo cercanos al teléfono. Así surge el llamado “número SAR” (del inglés Specific Absorption Rate, o Tasa de Absorción Especifica) , que es básicamente la cantidad de radiación que absorben los tejidos vivos. Se expresa en número de Watts (W) por cada kilo de tejido (Kg), por lo que la unidad del SAR es el W/Kg.
Oreja y cerebro, los más afectados
Cuando más alto es este valor, más perjudicial es el móvil en cuestión. Los tejidos de la oreja, sitio donde por obvios motivos apoyamos el móvil para hablar, son atravesados brutalmente por esta radiación. Aunque su intensidad decrece con la distancia, y a unos pocos centímetros es casi inexistente, nuestro bonito y querido cerebro se encuentra -hueso del cráneo de por medio- muy cerca de la oreja, y por ende, del móvil. Pero, ¿cómo afecta exactamente el uso del móvil a nuestro cerebro?
En primer lugar, hay que destacar que las ondas electromagnéticas utilizadas como enlace en los móviles no son del tipo “ionizante”. Esto quiere decir que en lugar de parecerse a los rayos X a los que nos exponemos al realizarnos una placa radiográfica o a las producidas por una explosión nuclear, son más bien similares a las que utilizamos en un horno de microondas para cocinar nuestros alimentos. A pesar de no alterar nuestro ADN, usar mucho tiempo el móvil cerca de nuestro cuerpo provoca un “calentamiento” de los tejidos adyacentes. Pero aunque no haya radiación “de la muy mala” implicada, algunos expertos creen que ese exceso de calor inducido por los móviles podría estar relacionado con la aparición de tumores -benignos y malignos- en el cerebro y las membranas que lo recubren, aunque éste es un punto muy polémico y no todos los expertos están de acuerdo. El riesgo es mayor en los niños, ya que por razones anatómicas las ondas electromagnéticas del aparato pueden alcanzar zonas más profundas del cráneo y del cerebro.
Como es lógico, existen organizaciones internacionales que intentan determinar cual es el valor del número SAR que puede tener un móvil determinado para que no se convierta en una amenaza para la salud del usuario. Una de ellas, la Internacional Commission on Non-Ionizing Radiation Protection (ICNIRP) ha determinado que un teléfono no debería tener un SAR mayor de 2 W/Kg. Otra, la Asociación Norteamericana de Estándares de la Asociación de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE-ANSI) ha fijado este valor limite en 1.6 W/Kg. Las autoridades de cada pais se encargan de no permitir comercializar en sus naciones aparatos que exceden determinados valores de SAR, generalmente comprendidos entre 1.6 y 2.0 W/Kg.
Cuidado con los «clones chinos»
Sin embargo, cuando uno busca en la Web del fabricante o en algún anuncio gráfico las características de un teléfono, casi nunca verá cual es el SAR del aparato. Se especifica el peso, la duración de las baterías, el color, la memoria disponible y mil parámetros más, pero para la industria el SAR es algo que -siempre que se pueda- se evita mencionar. Esto no significa que los móviles procedentes de las empresas líderes del sector, como Motorola, Nokia, Apple, Samsung y demás, no cumplan con las normas: ninguna empresa seria quiere quedar atrapada en un conflicto legal que le costaría millones y la confianza de sus usuarios. Sin embargo, en muchos paéses se consiguen “clones chinos” (aunque a veces provienen de otros orígenes) que exteriormente se parecen mucho a un iPhone -por mencionar un modelo- pero que cuestan la cuarta o quinta parte de su precio. ¿Cumplen estos teléfonos con todas las normativas? Es muy, pero que muy, difícil de determinar. De hecho, muchas veces es hasta complejo determinar quién lo ha fabricado. Sin dudas, el SAR es un tema a tener muy en cuenta a la hora de elegir un móvil.
La peligrosidad de estos aparatos siempre ha sido muy controvertida.No existen realmente investigaciones concluyentes sobre la que todos -fabricantes y organizaciones encargadas de controlarlos- estén de acuerdo. Pero en caso de poder elegir, el sentido común nos dice que deberíamos decantarnos por el modelo que tenga un SAR más bajo. Y por las dudas, ya que estamos, mantenerlo lejos de nuestro cuerpo siempre que sea posible: dejarlo en el escritorio en lugar de tenerlo en un bolsillo, por ejemplo, o apagarlo cuando realmente no lo vamos a usar.
Los nuevos aparatos, que incluyen funciones de entretenimiento, hacen que tengamos horas el teléfono en la mano mientras jugamos o vemos TV, sin pensar en las radiaciones que emite. Después de haber leído todo esto ¿te gustaría conocer el número SAR del teléfono que planeas comprar? Este sitio especializado posee una lista bastante completa del valor asociado con cada modelo de teléfono. Y en CNET.com hay un “TOP 20” de los móviles que menos radiación emiten. Es una buena idea consultar estos u otros sitios antes de decidir una compra.
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